No endurezcáis vuestro corazón

No endurezcáis vuestro corazón (Hb 3), nos repite una y otra vez nuestro Dios a través de su palabra. Transformemos nuestro corazón de piedra en un corazón de carne, cada vez aumentan, en todo el mundo, las personas y pueblos empobrecidos. No podemos ser ajenos al dolor de nuestros hermanos, agudicemos nuestro ingenio y escuchemos sinceramente lo que el Señor nos pide. La salvación de muchos está en manos de unos pocos; estamos llamados a ser sal y  luz para el mundo pero que le pasará a la sal si se queda sosa y la luz se apaga. Nuestro Dios nos invita a ser empáticos, a alegrarnos con las alegrías de los otros y a sufrir por las penas y desdichas de los demás; "escucha el clamor de tu pueblo" le dijo Dios a Moisés y hoy en el siglo XXI nos lo vuelve a repetir a cada uno de nosotros. ¿Qué pensamos hacer?

Os animo a navegar por este nuevo enlace, me parece muy interesante y plural :

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